Desde que tengo uso de razón recuerdo que siempre han tratado de que no sobresaliese, que no mostrase mis dotes, que no desarrollase lo que se me daba bien o al menos lo que parecía en ese momento que podría ser una habilidad.
Desde la infancia me empecé fijando en las piezas de construcción que había en el patio de juegos. La verdad es que recuerdo poco sobre eso, pero se que para mi edad en esos ratos de juego le echaba verdadero entuasiaso a intentar crear formas parecidas a edifcios.
La verdad es que se me daba bien, pero tenía un profesor que recuerdo muy bien. Intentaba que hiciera cosas más mediocres, no me dejaba fluir mi imaginación, decía que intentase copiar a los otros niños y hacer cosas más de mi edad.
Cosa que detestaba profundamente. Porque no me gustaba lo que hacían los otros niños. Yo quería dejar fluir mi imaginación y disfrutar en lo que parecía que tenía talento.
Por culpa de la mala enseñanza de los maestros empecé a abandonar ese camino conforme fui creciendo. Probé a realizar otros estudios como cocina y diseño pero me sentía que ese no era mi sitio.
Al final hice memoria de lo que realmente me apasionaba de pequeño y volvi a intentarlo, pero ahora sin nadie que me condicionase.
Me introduje en el mundo de la arquitectura, volví a coger cariño a las piezas del patio de juego pero esta vez de una forma un poco más seria. Elogiaban mis grandes dotes, al parecer no había perdido mis habilidades inatas después de tanto tiempo.
Una vez acabada la universidad empecé a buscar trabajo, pero sinceramante no me fue muy bien. Otra vez intentaban oprimir mis ideas...